Editorial
La Academia Mexicana de Ciencias (AMC) mudó sus instalaciones al predio conocido como Casa Tlalpan en abril de 2001. El predio fue otorgado gracias a las gestiones del entonces presidente de la AMC, René Drucker, ante el secretario de Educación, Lic. Miguel Limón Rojas, y ante el entonces delegado de Tlalpan, Dr. Salvador Martínez della Rocca.
Se trata de una propiedad espléndida que puede alojar una infraestructura verdaderamente digna de la AMC. La Casa Tlalpan cuenta con 6.5 hectáreas, de las cuales dos terceras partes son espacios abiertos. Con el esfuerzo de varios consejos directivos, se han llevado a cabo remodelaciones y adecuaciones que han hecho del lugar un espacio más funcional para las actividades académicas, aunque todavía hay mucho por hacer.
Por iniciativa del Consejo Directivo inmediato anterior, y asumido por el actual, que me honro en presidir, se inició la construcción de un auditorio de usos múltiples, con capacidad para más de quinientas personas. El proyecto arquitectónico estuvo a cargo del arquitecto Felipe Leal, quien generosamente ha brindado su talento y experiencia en esta magna obra. Actualmente se desarrollan los trabajos de cimentación; el proyecto podría ser concluido a fines de 2007.
La construcción del auditorio significa un reto presupuestal considerable, pero debemos afrontarlo para avanzar en el desarrollo de la infraestructura que todos queremos para nuestra Academia. Estoy seguro que muchas serán las instituciones que generosamente apoyen la construcción que permitirá enriquecer la vida académica de la AMC, y que será punto de encuentro para diversas comunidades de las ciencias y de las humanidades.
El auditorio, junto con la unidad de seminarios, se constituirá en un centro de convenciones al servicio de los miembros de la AMC y de la comunidad científica en general.