Corno todos los países civilizados del mundo, México tiene una Academia de Ciencias a la que pertenece un grupo selecto de investigadores científicos y, en nuestro caso, humanistas. El término "academia" surgió hace 24 siglos, y hace referencia a un olivar ubicado en las afueras de Atenas, donde Platón se reunía con sus discípulos. Academo, por cierto, fue un héroe legendario de la mitología griega cuya tumba, dicen, se encontraba en el olivar de Platón. Hoy ese sitio es un parque poco visitado por los turistas, en cuya parte alta (pues está en la ladera de una loma) hay vestigios arqueológicos que sugieren el histórico lugar de reunión. Las academias del mundo moderno distan mucho de estar ubicadas en terrenos lúgubres, y no pocas tienen como sede edificios notables, aunque (como la nuestra) no siempre con pasados gloriosos.
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