La colaboración entre países vecinos en materia de investigación científica y desarrollo tecnológico es fundamental para una mejor construcción de sus respectivos sistemas nacionales de ciencia, tecnología e innovación (CTI) y también para contar con apuestas más vigorosas en beneficio de ambas sociedades. En el caso de México y Estados Unidos, esta relación no sólo ha favorecido el avance del conocimiento en múltiples disciplinas, sino que también ha propiciado el fortalecimiento de las instituciones que intervienen en su gestación y promoción en ambos lados de la frontera. No debe soslayarse que estas interacciones han favorecido la creación de instituciones y el diseño y la operación de programas y de marcos normativos que fomentan e intensifican dicha cooperación en los dos países, al tiempo que potencian el impacto de sus trabajos.

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