De las formas de la naturaleza a las matemáticas
Uno de los grandes retos de la biología evolutiva y del desarrollo es entender cómo surgen las formas y estructuras funcionales en los seres vivos. En 1952, Alan Turing propuso un mecanismo que permite explicar la formación de patrones en sistemas químicos y biológicos. En este artículo describimos dicho enfoque, desde su formulación hasta desarrollos recientes. Después de 60 años, esta propuesta ha cobrado gran actualidad gracias a la posibilidad de estudiarla en sistemas biológicos concretos y por la forma en que puede integrarse de manera natural a la biología evolutiva y del desarrollo. En particular, el estudio de redes de regulación genética y el papel que éstas juegan en la emergencia de las formas y la funcionalidad en los seres vivos puede vincularse con mecanismos físicos concretos, que permiten comenzar a entender la relación entre la información genética y la morfología de un organismo.