Número actual
Octubre-Diciembre 2025 vol. 76-4
Portada
Indice
Desde el Comité Editorial
Tejiendo el futuro: nanotecnología en la industria textil
Innovaciones tecnológicas en la uam: una mirada desde el doctorado
Desde las redes
Noticias de la Academia Mexicana de Ciencias
La Sierra de Guadalupe, una fuente de biodiversidad en la Cuenca de México
Tejer o no tejer... Las diversas estrategias de caza de las arañas
Los dientes, una importante fuente de información morfológica y ecológica
Las emociones en la toma de decisiones
Una nueva terapia para la leucemia linfoblástica aguda
Linfocitos T: desarrollo, activación y funciones
Paracetamol, un analgésico popular que no es tan inocuo
Entendiendo el tormento de la cefalea en racimos
“Obesos sanos”, un término equivocado
¿Nos predisponen los genes al consumo de drogas?
Las suculentas y la vista, una relación inesperada
El romero, una planta para el alivio del dolor
Alfred Wallace: científico y militante social
¿Cómo reducir los gases de efecto invernadero de los rumiantes?
La unión hace la fuerza: historia de los líquenes
El control de la temperatura corporal: cuestión de vida o muerte
Relojes moleculares: ¿cuándo aparecieron las especies?
El rábano: de lo comestible a lo nanotecnológico
Artículos fuera de los volúmenes Publicados online
MicroARNs, los pequeños grandes actores del sistema nervioso
¿Alguna vez te has preguntado cómo es posible que a partir de sólo dos células se generen organismos tan complejos como un ser humano, un gato o un delfín? ¿Cómo se pueden condensar y almacenar en tan pequeño espacio las instrucciones para desarrollar un cerebro capaz de pensar, analizar y sentir? El proceso en sí mismo es increíble, pero lo es todavía más el hecho de que todas las instrucciones para llevarlo a cabo estén contenidas en una pequeña molécula llamada ácido desoxirribonucleico o ADN.
MicroARNs, los pequeños grandes actores del sistema nervioso
¿Alguna vez te has preguntado cómo es posible que a partir de sólo dos células se generen organismos tan complejos como un ser humano, un gato o un delfín? ¿Cómo se pueden condensar y almacenar en tan pequeño espacio las instrucciones para desarrollar un cerebro capaz de pensar, analizar y sentir? El proceso en sí mismo es increíble, pero lo es todavía más el hecho de que todas las instrucciones para llevarlo a cabo estén contenidas en una pequeña molécula llamada ácido desoxirribonucleico o ADN.




