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nn n Educación, ciencia y tecnología.
Retos de la Ciudad de México
la creación de oportunidades para que las personas
se conozcan y se relacionen. En un contexto donde
la violencia prima, es común que la desconfianza,
el miedo o la sospecha eviten que estas relaciones
ocurran o que, simplemente, destruyan las que exis-
ten. Esto, consecuentemente, impide la creación de
comunidad y de un sentido de solidaridad. En segun-
do lugar, importa reconocer si las relaciones sociales
alrededor de los Pilares están basadas en principios
de paz, como el respeto a los derechos humanos.
Una segunda etapa consistirá en implementar
una estrategia para que aquellos Pilares que sí están
contribuyendo a construir relaciones de paz y comu-
nidad lo sigan haciendo, pero también para enten-
der qué ocurre en los casos donde no es así, y diseñar
acciones para impulsarlo. En otras palabras, esto su-
pone reforzar los islotes de paz y construir nuevos.
Este ejercicio se construye a partir de aprovechar la
plataforma que representan los Pilares, pero tam-
bién se debe ir reforzando y amplificando el papel
de la policía. El reto es convertir a integrantes de
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este gremio estratégico en gestores sociales capaces
de involucrarse propositiva y asertivamente en los
conflictos que ocurren en torno a los Pilares. Ello
supone un trabajo integral que involucra investigar,
averiguar, proponer y solucionar problemas, en oca-
siones, de manera simultánea. El reto es inmenso,
pero el valor de la oportunidad lo es aún más.
Este proyecto, aunque coordinado desde el Se-
minario, es el resultado de una suma de esfuerzos
sin precedentes. Todo ocurre en el marco de la Red
ECOS de la Secretaría de Educación, Ciencia, Tec-
nología e Innovación de la Ciudad de México. La
suma de personas e instituciones involucradas en su
ejecución incluye no sólo a académicos, sino tam-
bién a dependencias de gobierno y organizaciones
no gubernamentales. Además de gozar de las ven-
tajas de una colaboración tan amplia, la estrategia
metodológica y plataforma científica que participa
en este proyecto profesa lo que predica: la paz no es
posible si no se trabaja en colaboración. Es la mate-
ria prima de lo que llamamos redes de paz.
El éxito de esta investigación permitirá que el
modelo de los Pilares se convierta en una platafor-
ma inigualable para crear o reforzar islotes de paz
en contextos urbanos. Existe evidencia para pensar
que, actualmente en la Ciudad de México, algunos
Pilares están cumpliendo con esta función a par-
tir de indicadores empíricos. Sin embargo, hace falta
documentar esos casos y, en los que no se está cum-
pliendo con el objetivo, esta investigación permiti-
rá crear una metodología para detectar los puntos
débiles, ajustarlos y mejorar la dinámica social que
ocurre en estos lugares.
Dicho éxito será el primer paso en la agenda de
los islotes de paz, pero nos interesa que haya cada vez
más, lo que implica que más personas se relacionen y
vayan creando una comunidad basada en principios
y valores de paz. No obstante, la máxima aspiración
es que, en la metáfora del leopardo, sea el fondo el
que desaparezca; es decir, que la mancha de la paz
se amplifique y extienda sobre la de la violencia. En
el modelo expuesto, la forma de hacerlo es a partir
de conectar los islotes de paz. ¿Cómo? Con redes:
relaciones sociales construidas sobre los principios
de paz. Una vez consolidados los islotes, entonces