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Ranas que silvan entre las piedras  ■ ■■

   Desafortunadamente, no hemos podido corro-             ciclos de lluvia y temperatura sobre los que los me-
borar si las hembras de la rana del Pedregal cantan       dios de comunicación nos advierten cotidianamente
como lo hacen los machos, pero sí hemos logra-            como resultado de la crisis climática, sino también
do comprobar que las hembras de la rana chirriadora       por la pérdida de sonoridad. Son todos estos aspec-
mexicana (Eleutherodactylus cystignathoides) cantan de    tos ambientales los que conforman y mantienen con
forma muy semejante a los machos, distinguiéndo-          vida a los ecosistemas y a nuestros sentidos. En Mé-
se su chirrido por ser ligeramente más agudo en las       xico, 12 de las 42 ranas de dedos libres se encuentran
hembras.                                                  bajo alguna categoría de riesgo de extinción y prác-
                                                          ticamente son desconocidas para las personas, pero
  El silencio de los ecosistemas                          es muy probable que nuestros sentidos y modos de
  Los coros de las ranas de dedos libres encaran cir-     vida notarán su ausencia si una sola de ellas llega
cunstancias poco armoniosas y, al vivir dentro de         a desaparecer.
ciudades, algunas de estas especies se enfrentan a obs-
táculos como los ruidos y luces. Aunque hay especies,        Agradecemos el apoyo del Programa de Becas Posdoc-
como la rana fisgona deslumbrante y la rana fisgona          torales de la unam-dgapa.
mexicana, que pueden cantar durante la noche bajo
luminarias y a un costado de avenidas transitadas         José Manuel Serrano-Serrano
por ruidosos camiones y autos sin el menor reparo         Museo de Zoología “Alfonso L. Herrera”, Facultad de Ciencias,
aparente. En cambio, la rana del Pedregal y varias        Universidad Nacional Autónoma de México.
otras especies que se encuentran en ciudades no son       jose.rano@gmail.com
tolerantes a las luces y ruidos urbanos, por lo que pau-
latinamente se han ido desplazando a espacios don-        Leticia M. Ochoa-Ochoa
de estos disturbios están atenuados por la distancia.     Museo de Zoología “Alfonso L. Herrera”, Departamento de Biolo-
Además, se pueden ver afectadas por los cambios en        gía Evolutiva, Facultad de Ciencias, Universidad Nacional Autóno-
el terreno que genera la construcción de edificios o      ma de México.
jardines artificiales, a los que tampoco son afines. Por  leticia.ochoa@ciencias.unam.mx
esta razón, cada metro cuadrado que sigamos trans-
formando sobre sus exclusivos hábitats, nos llevará        Referencias específicas
paulatinamente a veranos cada vez más silenciosos.
                                                            Aguilar, A. G., M. A. Flores y L. F. Lara (2022), “Pe-
   En años recientes los científicos y ambientalistas           ri-urbanization and land use fragmentation in Mexi-
han demostrado que los coros que la fauna genera                co City. Informality, environmental deterioration,
dentro de su ambiente social (del que dependen pa-              and ineffective urban policy”, Frontiers in Sustainable
ra encontrarse y reproducirse) representan para nues-           Cities, 4:79047.
tra especie un beneficio que no sólo nos complace
y relaja, sino que nos permite recrear la sensación de      Serrano, J. M. y M. Penna (2018), “Sexual monomor-
saber en qué sitio del mundo y en qué momento                   phism in the advertisement calls of a Neotropical
del año nos encontramos. Estos sonidos biológicos               frog”, Biological Journal of the Linnean Society, 123(2):
que producen insectos, anfibios, aves, mamíferos,               388-401.
e incluso el viento sobre la vegetación y la lluvia,
son parte del paisaje sonoro que nos ha acompaña-          Lecturas recomendadas
do, otorgando un valor cultural y sensorial del que
dependemos para ubicarnos en el mundo. En otras             Tapia-Ramírez, G. y J. M. Serrano (2016), “Nuestros
palabras, cuando los ecosistemas son transformados,             desconocidos vecinos: los anfibios del Pedregal”, Es-
no sólo lo podemos percibir por los cambios en los              pecies, 25(2):16-19.

                                                          octubre-diciembre 2024 ♦ volumen 75 número 4 ♦ ciencia 41
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